“Me llamo Sharina y soy de Bangladesh. Me casé cuando tenía 14 años. El abuelo de mi marido y mi tío concertaron el matrimonio. Ahora llevo casada dos años y tengo una hija de seis meses. Aún no le he contado a nadie por todo lo que he pasado.”
La historia de Sharina se repite en numerosos países del mundo, donde millones de niñas y adolescentes son forzadas a casarse cuando aún no están preparadas para ello.
Afortunadamente, hoy estamos un poco más cerca de acabar con esta terrible práctica: hace unos días Naciones Unidas aprobaba durante su 69ª sesión de la Asamblea General una resolución contra el matrimonio infantil, precoz y forzoso que supone un paso histórico en la protección de los derechos de millones de niñas y sienta las bases para que las historias de Sharina y otros millones de niñas no se repita.
Esta resolución es la más importante hasta la fecha e insta a todos los Estados a promulgar, aplicar y respetar las leyes y políticas encaminadas a proteger a los niños y niñas de ser obligados a casarse. También insta a garantizar que el matrimonio se celebre sólo en la edad adulta y con garantías de que haya un consentimiento libre e informado por parte de los futuros esposos.
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